Cuidar la piel. Mascarillas salvadoras.





Más vale prevenir que lamentar dice el dicho. Definitivamente si uno previene el peligro este se evita o por lo menos se alarga  la llegada del deterioro.

En el caso de la piel prevenir  significa prepararla para resistir la acción del sol.

Es necesario mantenerla hidratada todos los días después del baño con una crema o aceites naturales, además de ello es conveniente hacer una exfoliación una vez a la semana.

Hidratación de la piel

El tratamiento de la superficie de la piel, debe ir acompañado por una hidratación interna, por ello es importante beber abundante agua de dos a tres litros diarios con el objetivo de mantener  hidratadas las capas profundas de la piel. Asimismo es recomendable incrementar la ingesta de alimentos abundantes en betacaroteno, como las zanahorias, los albaricoques, los mangos o los melones cantalupo.

El agua es el elemento vital de la piel, asegura la elasticidad, la luminosidad, el resplandor, la transparencia y la juventud. 


Hidratación es la palabra clave para una piel sana, no obstante varía de una persona estribando del medio en el que se desenvuelva, de la edad y del tipo de piel. La hidratación es el tratamiento idóneo cuando se es joven, pero con el transcurso de los años esta es insuficiente, pues la piel necesita nutrirse, repararse o luchar contra los efectos del tiempo que hacen su aparición en forma de arrugas.

Las cremas hidratantes no son solo hidratantes sino también ayudan a evitar la evaporación. Los agentes humectantes de las cremas permiten que la piel se empape de agua y se rellene, lo que explica la desaparición momentánea de  pequeñas arrugas superficiales y la recuperación de una piel más transparente y luminosa. Cada tipo de piel tiene su crema específica  por ejemplo :

1.- Las pieles normales necesitan una hidratación ligera y libre de grasa.

2.- Las pieles grasas tienen que usar productos hidratantes poco grasos.

3.- En las pieles mixtas debe aplicarse una hidratación propia de pieles grasas en la zona T (frente, nariz y barbilla) y otra para pieles secas aplicada en el resto de la cara y el cuello.

4.- Las pieles secas necesariamente deben usar hidratantes protectores y nutritivos para compensar la pérdida de agua y la insuficiencia de grasa. Cabe aclarar que la  deshidratación es un fenómeno que amenaza a todos, cualquiera que sea la edad y el tipo de piel.




Las cremas regenerantes se usan normalmente por la  noche para reparar la piel de las acometidas ambientales diarias o como un tratamiento de choque cuando la piel  está muy dañada.

Existen productos de regeneración en forma suero de composición acuosa, ricos en principios activos, que ocasiona un resultado rápido y visible, pero lo común  es encontrarlo en textura de cremas que ayudan en la reconstrucción celular, a la vez que calma e hidrata.

Nutrir.- Es aportar a la piel todos los elementos nutritivos indispensables para su equilibrio pues una piel mal nutrida es aquella que carece de la grasa suficiente en sus células y la hace aparecer con aspecto seco y envejecido.

En la actualidad las cremas nutritivas han conseguido texturas muy confortables, densas y ricas pero, al mismo tiempo, ligeras y penetrantes. Estas llevan los elementos nutritivos que necesita la piel: vitaminas, aminoácidos, aceites y agua.

Antiarrugas.- Las arrugas aparecen gracias a tres factores básicos que son: el genético, fisiológico y medio ambiental. Y pueden ser de dos clases:

1.- Las arrugas de expresión son pliegues cutáneos unidos al movimiento de los músculos que aparecen perpendicularmente. Y que suelen manifestarse antes de los treinta años.

2.- Las arrugas de envejecimiento se deben al desgaste del colágeno y la elastina, que antes o después llegan alrededor de los cuarenta años.

Se empieza a notar en la piel la falta de elasticidad, pérdida de firmeza y un aumento de las arrugas. En ese es cuando se debe usar una crema anti arrugas, y a los cincuenta la renovación celular se vuelve lenta y la epidermis se debilita y la crema anti arrugas se hace imprescindible.




Mascarillas

Las mascarillas no son un invento de este siglo, tiene una larga data que va desde la época egipcia y griega con sus ungüentos arcillosos hasta las famosas cataplasmas de productos naturales del siglo pasado y las novedosas cremas del presente siglo, sólo tiene una base esencial de que la mascarilla tiene como objeto conceder efectos de la vasodilatación.

Las mascarillas actuales son suaves y relajantes, actúan con increíble rapidez y sus efectos son inmediatos y visibles. Y se les conoce por tener cuatro tipo de efecto:

Mascarillas hidratantes.- Son auténticos refuerzos de hidratación su efecto se percibe de inmediato: deja la piel más suave y el tono más luminoso, alisan visualmente las arrugas.

Mascarillas purificantes.- Su función es limpiar en profundidad donde el desmaquillante no lo hace quita las células muertas y las impurezas que apagan el tono de la piel y dificultan la penetración de los productos de tratamiento.

Mascarillas relajantes.- Relajan el cutis, alisan las arrugas y tienen un ligero efecto tensor. Son perfectas para los rostros cansados.

Mascarillas reafirmantes.- Rellenan la piel con sustancias nutritivas e hidratantes, por lo que la piel queda más luminosa y más lisa, y dejan una invisible película tensora que estira ligeramente los rasgos.

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