La escritura. El alfabeto.





Unos signos misteriosos grabados en una antigua piedra al descifrar una escritura antigua, el pasado resucita cuando a principios del siglo XIX, Champollion logró desvelar el secreto de los jeroglíficos tras muchos años de esfuerzos, se pudo por fin penetrar en la civilización del Egipto antiguo, de las que tantas cosas se ignoraban.

Aún hoy, la historia de ciertos pueblos, como los etruscos, las mayas o el pueblo del valle del Indo, sigue en tinieblas por que no se ha encontrado la clave de su escritura.

La escritura es una de las grandes conquistas de la humanidad, y los textos más antiguos que han llegado hasta nosotros constituyen el punto de partida de los tiempos históricos.

El hombre de las cavernas sabía dibujar, copiar la naturaleza. Nos ha dejado en sus grutas numerosos testimonios de ellos. Pero no sabía escribir, es decir, representar el lenguaje por medio de signos. Y por tanto, no conocemos sus creencias, su modo de pensar.

En cambio, podemos hacernos una idea del carácter del tal o cual soberano egipcio, muerto hace 30 ó 40 siglos: nos basta con leer los textos que él inspiró.

Sistemas de escritura

Los más antiguos testimonios de lenguaje escrito son las tabletas de piedras sumerias, encontradas en la baja Mesopotamia y que datan del año 3500 antes de nuestra era; se trataba de documentos de carácter administrativos y contables referentes a los impuestos que se había de pagar al templo. Pero es probable que ya antes hubiera formas primitivas de escrituras.

Al observar las primeras inscripciones sumerias, se comprende cómo el hombre pasó progresivamente de la simple reproducción de la realidad a la representación gráfica de los objetos o las ideas.




En efecto, en la mayoría de los casos, los signos no son aún si no dibujos más o menos esquemáticos de los objetos a los que designan. Esta primera forma de escritura se llama pictográfica. La escritura ideográfica, en la que cada signo o grupo de signos expresa una idea, está muy próxima a la anterior, hasta el punto de que no se suele hacer distinción entre ellas.

La escritura pictográfica no es al menos en un principio difícil de interpretar, sobre todo cuando los signos se parecen a los objetos designados: un barco, un sol, una espiga, un pez, etc., este tipo de escritura ha sido empleado por numerosos pueblos primitivos.

Hasta hace poco; entre otros, por los esquimales y por los indios de América del Norte. La escritura china es ideográfica; pues bien, antes de su reciente simplificación contaban con 50,000 signos o ideogramas, que era preciso conocer para poder escribir correctamente.

Los escribas sumerios empezaron a registrar no sólo cosas o ideas, si no también sonidos. Combinando signos forman palabras; era algo parecido a los jeroglíficos de nuestros periódicos el signo del “sol” y el signo de “dado” forman la palabra “soldado”.

Fue un avance decisivo: apareció la escritura fonética. Parece ser que la necesidad de escribir más aprisa condujo a los escribas sumerios a adoptar los signos cuneiformes (es decir, en formas de cuñas).

Se imprimían, con una caña cortada a bisel, en tabletas de arcilla cruda que luego se cocían la escritura cuneiforme es más esquemática que la escritura ideográfica primitiva.

A partir del milenio III, la escritura sumeria se extendió entre diversos pueblos mesopotámicos (acadios, babilonios, asirios), pero siempre conservará su doble carácter pictográfico y fonético, según los contextos.

También la escritura de los antiguos egipcios tendrá este doble carácter. Apareció poco después que la sumeria: hace unos 5,000 años. Sus signos se llamaban jeroglíficos( de las palabras griegas hieros, “sagrado”, y glyphein, “grabar”) y eran considerados por los egipcios como la palabra misma de los dioses.




Los jeroglíficos egipcios tienen un aspecto decorativo y son más evocadores que los caracteres chinos o los signos cuneiformes sumerios. Sin embargo, al poder representar tanto una idea como un sonido, son muy difíciles de interpretar: ello explica que se tardase tanto tiempo en descubrir la clave de la escritura egipcia.

El alfabeto

Hace más de 3,000 años, los fenicios, un pueblo de marineros y comerciantes que vivían en lo que hoy es el Líbano, tenían ya un alfabeto. Constaba de sólo 22 signos consonánticos, con lo que la escritura se simplificaba enormemente. Eran signos de valor puramente fonético. Permitían escribir ya cualquier palabra.

Los fenicios difundieron el alfabeto por todo el mediterráneo, y lo adoptaron muchos pueblos. Por ejemplo, los griegos, que le añadieron los signos vocálicos. Los etruscos lo legaron, modificado, a los romanos, y estos los propagaron entre los pueblos de su imperio. Tras una larga evolución, el alfabeto latino ha llegado hasta nosotros.

Hasta la invención de la imprenta por Gutenberg, hacia 1450, la mayoría de las personas eran analfabetas. Los llamados escribas o copistas. Copiaban una y otra vez los texto, cuya difusión era necesariamente limitada.

Se entregaban a su tarea con minuciosidad; la caligrafía era un auténtico: para darse cuenta de ello, basta con observar muestras de escrituras tan diferentes como los de los antiguos egipcios o la que aparece en los códices miniados de la Europa medieval, los textos árabes o los japoneses. Algunas son auténticas obras de arte.

Cuando la letra imprenta empezó a difundirse, la instrucción hizo considerables progresos; hoy al menos en occidente, es difícil de encontrar un analfabeto. Sin embargo, nuevos modos de fijar el lenguaje hablado están compitiendo ya con la escritura: el disco y la banda magnética.

Todavía quedan escrituras antiguas que no se han descifrado: no se conoce el significado de los signos, o la lengua que representan, o ninguno de los dos.
Este es el caso de las inscripciones halladas en mohenjo- daro y harappa, las dos principales ciudades de la cultura del valle del indo.

Grabadas en sellos de propiedad personal, que aún no se han descifrado a pesar de finlandeses y rusos las han estudiado incluso con computadoras.

Incluyen 400 signos que podían ser pictogramas, pues algunos representan objetos: rueda, pez, barco, hombre, peine, etc. Pero también podrían tener valor fonético en determinados contextos.

Otra escritura que aún no se ha descifrado es de los etruscos, pueblo que vivió en la Italia central en el milenio, aunque disponemos unos 10,000 inscripciones etruscas y conocemos su alfabeto, sólo se conoce unas 200 palabras de su idioma.
Los mayas adoptaron el alfabeto latino, que era el de los conquistadores españoles, y olvidaron totalmente sus jeroglíficos.

Papiro y pergamino

El primer precedente claro del libro actual fue el rollo de papiro de los egipcios. Estaba formada por una larga hoja enrollada, hechas con tiras de papiro.
Esta planta era muy abundante entonces en el delta del Nilo y se puede ver hoy en algunos estanques.

Los tallos de las plantas se cortaban en tiras: se formaba una capa con tiras yuxtapuestas y luego se disponía otra capa encima perpendicularmente. Golpeándolas y humedeciéndolas, se formaba una hoja compacta.

El pergamino nació en la ciudad griega de pérgamo (Asia menor).
Se obtenía de pieles de ternera, cordero o cabrito: se quitaba el pelo de la piel y se pulía está, lográndose un producto mucho más duradero que el papiro.
En cuanto al papel, lo inventaron los chinos en el año 105.

Varios siglos después, el secreto de su fabricación, hasta entonces, celosamente guardado por los chinos, pasó a manos de los árabes, quienes lo introdujeron en Europa durante la Edad Media.

De la caña a la imprenta

Los instrumentos de inscribir han dependido siempre del soporte de la escritura empleado: para escribir en sus tabletas de arcillas, los mesopotamios empleaban una caña cortada a bisel; los egipcios pintaban sus letras en los papiros con un cálamo y las esculpían en las piedras con martillo y cincel.

Los niños griegos escribían en sus pizarras de cera con estilete o punzón de metal o de hueso; y los chinos pintaban sus caracteres en el papel con un pincel y tinta china, echa mezclando hollín y cola. También los egipcios (antes que los chinos) tenían pastillas de diversos colores para escribir.

Con el alfabeto y los libros en blanco a su disposición, los científicos literatos y filósofos sólo tenían que ponerse a escribir.

Tienen todo lo que necesitan: las plumas de aves que se empieza a usar como instrumento de escritura en la Edad Media, serán la principal novedad introducida hasta la aparición, en el siglo XV, de un invento revolucionario: la imprenta.

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